sábado, 12 de septiembre de 2009


RESUMEN DEL LIBRO:


“UNA ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD”.


Capítulo 2: El discurso de escuela abierta a la diversidad.

☻Algunas claves acerca de una educación en y para la diversidad: realidad, poder, prejuicio, diferencia, identidad:

El concepto de realidad:

Existen múltiples interpretaciones de la realidad que otorgan diferentes sentidos al sistema en el que ocurren. Así el paradigma de la certeza queda diluido y adquieren un rol protagónico, la duda, la incertidumbre, la pregunta.
En cambio, se advierte que la escuela tiende a generar respuestas únicas, cerradas, en síntesis, a reconocer un único modelo: el hegemónico.
La escuela transmite un único modo de pensar: supone la existencia de un mundo objetivo por un lado y de un mundo subjetivo por otro.
Enseña que la realidad se aborda solamente por el conocimiento y que el conocimiento aprehende la realidad tal cual es.
Sin embargo, desde otra concepción, la escuela podría ser uno de los ámbitos privilegiados, para el reconocimiento de la multiplicidad de perspectivas.
La escuela puede ser una alternativa para aprender a articular la trilogía: sentir, pensar y actuar con otros, para alentar la pregunta, para construir y reconstruir respuestas abiertas.

Otra concepción de la realidad:

Hasta el momento se han bosquejado dos formas de concebir la realidad: aquella que la plantea como externa, única y estática, sostenida por la ciencia tradicional (positivismo), y la otra, que la concibe como en devenir constante y construida a partir de las múltiples perspectivas humanas. Existe una tercera alternativa denominada relativismo cultural, que sostiene la existencia de la diversidad de culturas, lo que significa que la realidad depende del “pueblo y de la época que habita”.

El poder:

Otra de las claves a tener en cuenta es el concepto de poder.
Se define como la capacidad de imponer la propia posición o enfoque, de influir en la toma de decisiones, de obtener privilegios, reconocimientos, beneficios, recursos.

El prejuicio:

Los prejuicios parecen ser juicios provisionales, refutados por la ciencia y por una experiencia cuidadosamente analizada pero que se mantienen inconmovibles frente a todos los argumentos de la razón.
El prejuicio favorece la economía del intelecto en el sentido del campo referencial con el que se cuenta para conocer. Nos referimos al conjunto de imágenes y representaciones que resignifican la experiencia.
Respecto a la naturaleza del prejuicio puede decirse que prejuicio y estereotipia se relacionan estrechamente.
Los prejuicios hacia un determinado grupo lo consideran un todo homogéneo independientemente de lo que en verdad el grupo sea. El prejuicio afecta a todos los miembros de ese grupo. El contenido de la valoración estereotipada se destaca por su función no analítica y se dirige hacia rasgos religiosos, étnicos, culturales, etc.
En relación con la escuela creemos que está podría intentar desarticular estas valoraciones cerradas y descalificatorias y, a partir de la información y la interacción, neutralizar la estereotipia propia del prejuicio.

El sentido de la diferencia:

En varios campos disciplinares y con diferentes nombres, aparece el mismo constructo (o concepto de un alto nivel de abstracción): la necesidad de distinguir para poder establecer la articulación, la relación, la integración. Hacen falta elementos diferentes, no iguales entre sí, para producir la diferencia y su correlato sine qua non: la articulación o integración.
La escuela no es el mundo pero “ante los ojos de los niños lo representa”. Con esto queremos decir que la escuela es el espacio del debut social de los niños: los saca del ámbito privado-familia y los inicia en el público, media entre lo privado y lo público, los constituye en sujeto social.
La escuela tiene el deber de servir a la integración cultural y étnica respetando las particularidades y los diversos derechos de los distintos sectores sociales, a la vez que articular las diferencias para el sostenimiento de la sociedad y la nación.

Diversidad y complejidad:

Es típico del pensamiento occidental la vocación por la explicación racional cuyo centro es el principio de la no contradicción: una cosa puede ser y no ser al mismo tiempo. Junto a éste está el principio de identidad: una cosa es igual a sí misma.
Frente al principio de identidad cobra protagonismo otro principio no explicitado, al que algunos autores lo llaman el principio de la complejidad.
El principio de la complejidad habla del carácter abierto de las cosas, de su movilidad, de su diversidad.
No existen recetas de razonamientos lineales en el campo de la diversidad. La concepción de una educación para la diversidad nos pone de cara a una nueva ruptura epistemológica, a una verdadera revolución copernicana, a la necesidad de conmover el edificio de la certeza tan caro al discurso pedagógico.
























Capítulo 3: La escuela, ¿excluye o incluye?

☻La educación ¿un campo de fuerzas encontradas?

Actualmente ya nadie duda de que en la educación coexisten ambos componentes: transformación y conservación. Por eso, la educación en y para la diversidad se propone potenciar el aspecto transformador, en el sentido de hacer efectiva la igualdad de oportunidades. Esto no significa dar a todos lo mismo, sino a cada uno lo que necesita. El enfoque de una educación en y para la diversidad se enmarca en la concepción de igualdad y de equidad. Esta concepción sostiene que no todos los alumnos llegan a la escuela en las mismas condiciones.
La escuela en y para la diversidad tiende a integrar las diferencias como lo genuino de una sociedad que se pretenda pluralista, democrática y socializante.
Significa un reto, un desafío para generar y sostener condiciones y estrategias que proporcionan a cada niño la atención pedagógica que necesite tanto en lo personal como en lo sociocultural y experiencial.

☻La vigencia de una escuela que selecciona, clasifica, expulsa y excluye.

El modelo selectivo en acción:

El modelo selectivo trata de forzar la ubicación de los alumnos dentro de parámetros teóricos, estadísticos, organizativos y, por ende, artificiales y externos.

Las características del modelo selectivo:

En la escuela selectiva se valoran más las capacidades que los procesos, los agrupamientos homogéneos que los heterogéneos, la competitividad que la cooperación, el individualismo que el aprendizaje solidario, los modelos cerrados, rígidos, inflexibles que los proyectos educativos abiertos, comprensivos y transformadores. La concepción de educación se apoya más en modelos tecnicistas, no en modelos holísticos y ecológicos. Se pone énfasis en enseñar contenidos académicos como medio para desarrollar las habilidades y las destrezas y no contenidos culturales y vivenciales como medio de adquirir y desarrollar estrategias para resolver problemas de interés real para los alumnos.
Este tipo de escuela evalúa resultados y no procesos, con un criterio supuestamente objetivo. Predomina la selección, la clasificación, la jerarquización de los alumnos desde la perspectiva estadística, y se llega hasta su expulsión del circuito educativo normal.
En la escuela se evalúa para lograr una medida objetiva del aprendizaje en términos de rendimiento y también de las competencias que subyacen.

La realidad en el modelo selectivo:

La escuela selectiva se basa en una concepción de realidad única, material y con existencia “en sí misma”, independiente del sujeto que la puede conocer. Construye e impone una representación de la realidad, de sus miembros, de la comunidad educativa como la versión legítima de ésta y éstos.

Selección=diferencia=déficit:

El modelo de escuela selectiva considera “la diferencia” como carencia, déficit, minusvalía, falta y no como potencial. Señala “lo que le falta al alumno”, lo que no tiene, lo negativo, en lugar de reconocer sus posibilidades y potencialidades y actuar a partir de ellas.
La diversidad es entendida como algo que está por “debajo de lo normal” o bien como una “desviación de lo común.
☻¿Fracaso escolar o fracaso de la escuela?

El fracaso escolar como problema del alumno:

La primera explicación del fracaso escolar fue de índole individualista. Este enfoque desconoce el contexto sociocultural, familiar y sobre todo escolar y lo atribuye a la exclusiva responsabilidad individual del alumno.
El fracaso escolar fue interpretado como patología, como enfermedad, bajo la primacía de los paradigmas médicos y psicométrico, cuya base era la mediación a través de los tests de inteligencia.
La década del 1950 fue el momento de mayor auge de las interpretaciones del fracaso escolar desde el modelo patológico individual, el cual centra exclusivamente en el niño la explicación de su “problema de aprendizaje” en la escuela.
Pero ya está comprobado que la dificultad especifica de aprendizaje existe sólo en un pequeño porcentaje de niños y generalmente está asociada a causas neurológicas. Por eso no corresponde interpretar el rendimiento escolar insatisfactorio como problema de aprendizaje.

Fracaso y desigualdad: es así pero se puede ser de otra manera:

Perrenoud plantea la hipótesis de que las diferencias entre los alumnos, por sí solas, no explican nada, no se transforman en desigualdades de éxito escolar sino a través del peculiar funcionamiento del sistema de enseñanza.

Una mirada holístico-pedagógica:

Un factor importante en la génesis del fracaso escolar es la cultura escolar, que supone la igualdad de oportunidades iniciales para todos los niños. Está lógica de pensamiento, la mayoría de las veces latente, adhiere al “igualitarismo formal” e intenta tratar a todos los alumnos como si fueran iguales, aunque en la práctica se consolidan cualitativa y cuantitativamente las desigualdades.
La cultura escolar presupone el grupo homogéneo y, al aflorar la diversidad de los alumnos, la interpreta como deficiencia y la convierte en patología.
Para interpretar el fracaso escolar es necesario reconocer que las diferencias no son exclusivamente de “aptitudes” de los alumnos, sino fundamentalmente diferencias en los vínculos, es decir, en la relación de los alumnos con el mundo social y escolar.

☻La escuela en y para la diversidad: una escuela integradora, inclusiva y comprensiva.

En esta concepción, la escuela es un espacio preferencial para desarrollar actitudes individuales y sociales que generen cambios significativamente entre las personas. La escuela integradora, inclusiva o comprensiva está sustentada en una pedagogía que se opone a la selección jerárquica y propone una voluntad explícita de desarrollar a los alumnos en un contexto escolar respetuoso de la diversidad personal y colectiva.
La cultura de la diversidad requiere una renovación de los enfoques de la enseñanza en las escuelas: es una visión crítica de la escuela, y no meramente reformista, de las estructuras institucionales.
La diversidad es uno de los pilares básicos sobre los que se fundamenta todo cambio educativo que se proponga desarrollar modalidades de actuación comprensiva y respetuosa de las identidades personales y grupales.

6 comentarios:

  1. es muy bueno me encanta la pag. es posible conseguir el capitulo 4 .. de “UNA ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD”.

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  2. es muy bueno me encanta la pag. es posible conseguir el capitulo 4 .. de “UNA ESCUELA EN Y PARA LA DIVERSIDAD”.

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  3. Gracias por el resumen, me hacia falta

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  4. muy interesante, en la modalidad de educacion especial es habitual este enfoque de enseñanza/aprendizaje. En el nivel, se produce el "cruce" de ambos tipos de enseñanza (confluye con bastante dificultades por la formacion del docente del nivel).

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